martes, 13 de febrero de 2007

No siento las piernas

Las piernas aún me tiemblan, tanto que creo que no podré tenerme en pie más de un minuto seguido. Muchos podrían pensar que es producto del terremoto que se dejó sentir por aquí hace unos pocos días, pero no. La causa es algo muchísimo mas aterradora, una experiencia que poca gente se atreve a vivir, y que aún menos gente repite... ¡el spinning! si, después de todo este tiempo comiendo feliz y sin conciencia, me ha llegado la hora de plantar cara a mis michelines y llegar a un acuerdo con mi celulitis, para que por lo menos ocupe sólo el 40% de mis piernas y no el 99% como ahora. Así que qué mejor forma de ponerme hecha una sílfide que apuntándome a clases de spinning. Visto de fuera no me parecía para tanto, pero muy pronto descubrí la realidad sobre esas clases de gimnasio aparentemente divertidas, con una bicicleta, música cañera y mucho buen rollo, porque os puedo asegurar que terminarla es misión imposible. Y cuando por fin has conseguido superar la hora completa, estas como para que te lleven directamente a urgencias. Pero lo peor esta por llegar, y sucede a la mañana siguiente. Lo peor no son las agujetas, como mucha gente piensa, ¡lo peor con diferencia es el dolor de culo tan horrible que tienes! Es triste llegar al trabajo al día siguiente y soltar un lamentable '¡Aaaaay!' cuando estás sentándote, y es mas penoso aún cuando tus compañeros te miran con cara de cachondeo, mientras tú, muy digna, intentas explicar tu gran hazaña de la tarde anterior. Desde luego, el que inventó esos sillines para las bicis debe haber sido un sádico y debió quedarse a gusto, porque vaya potro de tortura, ¡con lo cómoda que era mi BH roja, que no recuerdo haber tenido dolor de culo nunca, y con una sola clase de spinning me siento como un mandril!
Ahora ya llevo dos semanas, el dolor de culo ha pasado a la historia, y voy aguantando el tirón como puedo. Noto que la bici se está filtrando en mi vida hasta en las cosas más insignificantes. Tengo el impulso de ponerme a pedalear cada vez que me siento en el vater, en mi silla de trabajo o en el coche, me siento más activa, duermo mejor, pero eso si, con un dolor de piernas permanente.
¡Lo que llegamos a hacer las mujeres por tener un buen cuerpo!

2 comentarios:

Savanna dijo...

yo también he sufrido en mis propias carnes, lo de no poderte mover después de una de esas horribles clases que imparten en lo gym , en mi caso fue algo llamado body pump , una hora en esa clase y 7 días sin poderte mover , odio profundamente esas clases pero también odio tener que pornerme en bikini y ver como mi culo se parece a un flan , mis muslos gelatina y mi tripa arroz con leche ( mejor mala leche), por eso hay que compensar , y ponerte a sudar como una cerda , eso es lo que tiene el culto al cuerpo.

Anónimo dijo...

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